El carro de mi papá

Después de haber sufrido un percance en mi carro; un camionero le dio un llegue... con su camión). Tuve que llevarlo a que lo repararan, en tres días estaría listo; me aseguro el tipo de la agencia. Desafortunadamente pasaron mas de tres días, fueron ocho; y yo tan acostumbrado al auto, ya no recordaba come es viajar en colectivo y mucho menos en el tren o el metrobus; se me ocurrió ir con mi papa a pedirle su auto, su carro, su ranfla, su patas de hule, su "no me dejes tirado", su "tarde pero seguro".
Me recibió con una sonrisa, después del saludo, el sablazo…-¿Papá me prestas tu carro?, es que el mío...…no me dejo terminar, se busco las llaves en los bolsillos de su pantalón y me las entrego, no me dio ninguna recomendación, pues ya no soy un puberto, de chámaco recibí varios regaños por sentirme muy bueno a la hora de manejar. Tenia como 15 años cuando le pedí que me enseñara a manejar, después de que una de mis hermanas no resistió la presión de mi papa y sus 45 años detrás de un volante. -Agarre bien el volante, dijo. Entonces tenia un vocho y yo era un grandullón, allí aprendí viendo como les enseñaba a mis hermanos. Desde entonces se manejar gracias a las lecciones no dadas de mi padre.
Arranque en el carro y solo vi por el retrovisor a mi padre que se despedía o me daba su bendición…quizá era a su carro, no lo se. Cuatro de los ocho días que no tuve mi carro maneje el de mi papa; toda una aventura, nunca me dejo tirado.

La carátula del autoestero es desmontable, y yo , no pude montarla hasta el tercer día, así que, no pude escuchar música, y tuve que escuchar la banda sonora de la ciudad y sorprendente, por las noches la ciudad es muy callada. Las ventanillas se bajan y suben manual, el volante no es de posiciones, así que me tuve que posicionarme al carro, los espejos laterales no son eléctricos así que mientas llovía tenia que acomodarlos y mojarme, además creo que solo corre a 100 km/hr. Ni atreverme a rebasar así que mi recorrido por el segundo piso, fue de disfrutar la vista de la multifacética ciudad, y no me preocupe por los radares, a 80 km la vida también es bella. Cuando al fin pude colocar la carátula del autoestero se sintonizo una estación de AM, ¿Existe AM? o solo en el carro de mi papa, y los discos muy variados, bolero, chachachá, cumbia y me encontré uno de Motel, quizá mi padre engaña a mi mamá, ¿Con una quinceañera?

Después de cuatro días, mi papa insistía en que lo ocupara el tiempo que fuera necesario, no quise abusar y se lo devolví, le dio gusto ver a su carro, sano y salvo, recién lavado y aspirado, por supuesto no lo hice yo, me enseño a manejar pero no a lavar el carro, muy discreto miro al tablero, sonrío cuando vio que el tanque de gasolina marcaba lleno, tomo una franela y dio un trapazo, como dando un abrazo a su carro. Le di un abrazo a mi padre y me fui...tome un taxi. Espere cuatro días mas para volver a mi carro y sus comodidades. Hoy recuerdo con gusto haber manejado el carro de mi papa.

Escribir para vivir